“
Un día mi hijo me preguntó: ¿qué les sucede a las personas cuando
mueren?, ¿por qué se van tan lejos? Después de un suspenso y con una
sonrisa fingida contesté: -Ninguna persona se va, todos están aquí, y el
niño muy astuto preguntó: -¿y por qué entonces no puedo hablar con
ellas, por qué no me contestan, por qué no me escuchan, por qué no las
puedo ver? Y fue ese uno de los momentos en que hubiera
preferido no existir, pero debía responder, entonces dije; -Dicen que
las personas al morir se van al cielo, pero la verdad es que cuando
alguien muere, se hace transparente por eso no lo puedes ver, porque le
copia el color a las estrellas y duerme cada noche sobre una de ellas,
pero está aquí, y cuando se va a dormir te observa desde allí, habla con
esa persona, te escucha lo juro, ¿y por qué no responde entonces?
peguntó, -porque no te hablará con palabras, no la escucharás con tus
oídos, sino con tu corazón, y sabrás qué hacer justo cuando te permitas
sentir y te resignes a la falsa idea de que esa persona ya no existe, el
niño sonrió y dijo: -si te haces transparente antes que yo, júrame que
me contarás qué se siente dormir sobre una estrella, y me guardarás un
lugar a tu lado, -Claro, contesté, sosteniendo mis lágrimas, -Yo prometo
que lo haré, -dijo.
No sabía qué decir, pero aún así nadie sabe si
en realidad le mentí, espero que mi teoría sea cierta y una estrella
esté reservada para mí... ”
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