* No me des todo lo que te pida. A
veces sólo pido para ver hasta cuánto puedo tomar.
* No me grites. Te respeto menos
cuando lo haces, y me enseñas a gritar a mí también, y yo no quiero
hacerlo.
* No des siempre órdenes. Si en
vez de órdenes, a veces me pidieras las cosas, yo lo haría más rápido
y con más gusto.
* Cumple las promesas, buenas o
malas. Si me prometes un premio dámelo; pero también si es castigo.
* No me compares con nadie,
especialmente con mi hermano o hermana. Si tú me haces lucir mejor
que los demás, alguien va a sufrir; y sí me haces lucir peor que los
demás, seré yo quien sufra.
* No cambies de opinión tan a
menudo sobre lo que debo hacer; decídete y mantén esa decisión.
* Déjame valerme por mí mismo.
Si tu haces todo por mí, yo nunca podré aprender.
* No digas mentiras delante de mí
ni me pidas que las diga por ti, aunque sea para sacarte de un apuro.
Me haces sentir mal y perder la fe en lo que me dices.
* Cuando yo hago algo malo no me
exijas que te diga por qué lo hice. A veces ni yo mismo lo sé.
* Cuando estés equivocado en algo
admítelo y crecerá la opinión que yo tengo de ti. Y me enseñarás
a admitir mis equivocaciones también.
* Trátame con la misma amabilidad
y cordialidad con que tratas a tus amigos; ya que porque seamos
familia eso no quiere decir que no podamos ser amigos también.
* No me digas que haga una cosa y
tú no la haces. Yo aprenderé y haré siempre lo que tú hagas,
aunque no lo digas; pero nunca haré lo que tú digas y no hagas.
* Cuando te cuente un problema mío
no me digas "No tengo tiempo para tonterías" o "eso no
tiene importancia".
* Trata de comprenderme y
ayudarme.
* Y quiéreme y dímelo. A mí me
gusta oírtelo decir, aunque tú no lo creas necesario decírmelo.
* Abrázame, necesito sentirte mi
amigo, mi compañero a toda hora.
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